Estoy en mi habitación escuchando música. Mi alma peluda me mira, sonrío, porque entre tanto desorden descubro a la felicidad escondida en estos dulces momentos del día a día.

Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
martes, 22 de noviembre de 2011
Musaraña de alma peluda
Estoy en mi habitación escuchando música, pensando que mi vida es una gran musaraña que desconozco a pesar de tenerla delante. Observo la habitación; está desordenada, como mi vida. Mi habitación es la musaraña que vivo, llena de libros, discos, revistas, partituras, cachivaches varios, algo que se mueve encima de la cama, ¡Dios mío, qué será! Uf, es mi perro Néstor, que no sólo es mi perro, también es mi alma, que va por libre, que deja al cuerpo leyendo o tocando la flauta, mientras ella, mi querida alma peluda, investiga por la musaraña de mi vida desordenada que, varios amigos, en la distancia, alegran a diario con sus palabras. La felicidad se asoma por una ventana internáutica, los sueños toman forma, mi alma peluda me distrae con una pelota y yo, que puede que sea un idiota, amo esta musaraña de vida desordenada y, aunque nada espero, sé que hay alguien que me ama.
Estoy en mi habitación escuchando música. Mi alma peluda me mira, sonrío, porque entre tanto desorden descubro a la felicidad escondida en estos dulces momentos del día a día.
Estoy en mi habitación escuchando música. Mi alma peluda me mira, sonrío, porque entre tanto desorden descubro a la felicidad escondida en estos dulces momentos del día a día.
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