Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
viernes, 31 de enero de 2014
Hola, soy esclavócrata
También conocido como siervo de la democracia liberal capitalista. Nuestro jefe de estado es un multimillonario con corona que no tiene un trabajo definido. Nuestro últimos presidentes aseguraron en varios medios de comunicación que no leían libros. Tengo libertad de expresión para decir lo que está bien, para expresar lo permitido. He sido educado para quejarme interiormente y sólo de mí mismo. Durante varios meses hemos sufrido la inoculación de eslóganes como 'vivir por encima de nuestras posibilidades' y 'abaratar el despido para crear empleo'. Cualquiera con dos dedos de frente dirá que son dos tonterías enormes pero, en mi país, hemos sucumbido ante esta falsa panacea. Durante treinta y cinco años llevamos eligiendo representantes políticos que nos fustigan y mienten a diario y, por lo visto y vivido, no nos importa. Los sindicatos y los sindicalistas también nos mienten pero, todo hay que decirlo, cada año nos regalan un bolígrafo y un calendario a cambio de nuestro voto. De pequeño, en el colegio, nos reíamos de un cura que decía que masturbarse te dejaba ciego y, añadía, cada vez que te corrías estabas matando a seres vivos. Hoy, después de varias décadas, las mismas ideas aparecen en un periódico de tirada nacional. Me gustaría masturbarme, pero me da miedo, creo que me están vigilando: mis jefes, mi gobierno y, como no, el gobierno de Estados Unidos. ¿Me habré masturbado más allá de mis posibilidades? Vivo con un pensionista fundamentalista católico que dice ser mi padre que se pasa diez horas diarias delante del televisor. Cuando el mando a distancia se queda sin pilas entra en un estado de furia irreprimible que comparte conmigo a través de múltiples chillidos. Va a misa todos los días pero también los yonquis van todos los días a por su metadona y nada funciona. Soy un esclavócrata pero todavía hay ciertos resquicios por donde entra la felicidad y amor. A pesar de todo, y desde aquí, quiero mandar un mensaje de ánimo a todos, incluidos el jefe de estado, el gobierno y mi padre.
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