miércoles, 13 de febrero de 2008

Veo perros muertos

Y no se trata de la secuela animal de El sexto sentido, no señor. Es mi bendita ocupación matinal. Veo perros muertos, ¿y qué? Los recojo y me los llevo del sitio donde han vivido. Soy el transportador, soy puro trámite. Soy el hombre que recoge perros muertos. Los animales me miran mejor, las personas no. Es un trabajo, aparentemente, muy fácil y muy engorroso, o por lo menos eso piensan algunos. Según de que animal se trata y las condiciones en las que se encuentra, todo menos fácil. El engorro viene por el enfrentamiento constante con la muerte. A casi nadie le gustan las cosas muertas si no son para comer ni para tú ya me entiendes. El olor puede llegar a ser nauseabundo y la mirada de un perro muerto puede causar el mismo efecto que un gancho de izquierda en toda la cara, zas. Pero, de pronto, tienes toda la vida de un ser en tus manos, contenida en ese cuerpo. Sientes curiosidad y abres la bolsa, para ver su cara, para conocer su raza, para, cuando ves sus ojos, ver su vida en una ráfaga, entablar una relación muy rápida, ya casi no hay tiempo y además está muerto. Lo lanzas al camión y le dices con el pensamiento que lo mantendrás en tu recuerdo. Unas sonrisas flotan, y fueron de un cuerpo, y a por el siguiente me voy yo hasta que el mío aguante. Una sonrisa brota de un cuerpo, soy el hombre que recoge perros muertos.

3 comentarios:

cronopio_84 dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=Nd-A-iiPoLg

Unknown dijo...

es extraño que un hombre que desea amar tanto a una fiera tenga que recojer sus despojos.
Esta vez si claro, suena interesante.

neomaño7 dijo...

¿Estará el amor ceca de la muerte? Como decía Matt Johnson en una de sus canciones, el amor es más fuerte que la muerte; sólo hay que saber encontrarlo. Firmado, el despojo humano conocido como Neomaño7.