Como Chucho afirma en una de sus canciones, no estoy creando, estoy descubriendo. Mi habitación está llena de conocimientos, recuerdos y una personalidad que he de ir transmitiendo al resto de habitaciones anquilosadas en un quiero y no puedo, o no sé porque no me acuerdo. Veo que estoy tumbado en la cama, las paredes se desvanecen con un parpadeo y despego. Siento decirlo así, pero así es como lo siento: es la hostia. Floto en una inmensidad de la materia que nos compone: nada. Y veo lo que siempre nos estamos ocultando: la verdad. Es profundamente jodida, pero si sabe sobrellevar, aporta sólo beneficios. Se me ocurre mirar hacia abajo y veo habitaciones de gente afín, a fin de cuentas, no podía ser de otra manera. Los que pueden verme me miran con envidia, el hecho de ir más arriba, no sé por qué, les desorienta y reconcome. La cantidad es lo que prima. Tener más, de lo que sea, pero que sea material, vendible por supuesto, y por el nuestro. Dejo de mirar y las paredes se reconstruyen como los pedos, como si nada hubiera ocurrido, peo dejando un tufillo a no sé qué. Estoy creando, luego os digo el qué.
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