jueves, 13 de febrero de 2020

Polvo enamorado

Hace unas semanas que, además de en ti, pienso todos los días en la muerte. Me acompaña en el día a día, me sigue, se infiltra en el aire que respiro, en la vigilia y en el sueño, en cualquier conversación, incluso en el silencio. El miedo a la desaparición que creía extinguido se ha desarrollado a raíz de mis pensamientos. La filosofía me dice que ese miedo es humanamente normal pero también humanamente absurdo. A medida que transcurren los días y, sin dejar de pensar en la muerte, ese miedo absurdo y normal va desapareciendo y va dejando paso a lo importante de la vida, a las maravillas del vivir, esas cosas sencillas que todo lo impregnan, las rutinas que se repiten tantas veces que no sabes si las sueñas o son ya eternas. Y el amor que siento, que siempre he creído que es más fuerte que la muerte, me ha hecho seguir pensando en ti, que vivo para alcanzarte, para conseguir el conocimiento físico del amor psíquico que te profeso. Y si consigo ese amor físico tan deseado, no será eterno y, aún no consiguiéndolo, seguiré amándote. Llegaré a viejo, más de lo que soy, y mis arrugas enamoradas dejarán de latir. Puede que pierda el conocimiento para siempre, que mi memoria se diluya cuando mi cuerpo se descomponga. Pero ese polvo del que venimos y al que volvemos, ese polvo que esconde mis esencias, mis recuerdos, mi cuerpo, mis vivencias, ese polvo será siempre polvo enamorado.

No hay comentarios: