Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
viernes, 17 de septiembre de 2021
Banco de pruebas
Y si la vida solo fuera eso, un gran banco de pruebas donde se miden tus progresos en diferentes campos: paciencia, voluntad, aguante, creatividad, sentimientos, trabajo, dolor, sufrimiento... Hoy pensaba en ello porque, días atrás, descubrí un resorte en ciertas personas que, de un día para otro, cambiaban radicalmente su actitud hacia mi. Un clic ficticio, o tal vez más real que la vida misma, les llevaba a producir tal cambio como de la noche al día. Por qué, me preguntaba yo en un principio, como intentando buscarle sentido; con qué fin, me cuestionaba más tarde, con el ánimo más calmado pero sin, todavía, haber despejado ninguna duda. Y entonces apareció la idea del banco de pruebas. El mundo parecía estar constatemente midiendo tus aptitudes, poniendo tus logros a prueba, dándote felicidad y simpatía para, de sopetón, arrebatártelos sin explicación. La vida es absurda, te dicen, como si eso solucionase algo. Ciertas frases que se repiten como dichas por Perogrullo solo pretenden que ceses en tu búsqueda de una solución verdadera. Son trampas vitales; si cedes, estás perdido. Y en este banco de pruebas, a veces, surgen destellos. Aparecen brotes de amor que en volandas te sostienen, que te ayudan a digerir el absurdo, a seguir buscando, a seguir dudando, a, incluso, llegar a vislumbrar un futuro. Hoy la vida ha puesto a prueba mi paciencia, mis dotes de resolución a esos pequeños problemas diarios que desquician, a no repetir siempre la misma respuesta, a no ser esa máquina humana digitalizada, ese robot de costumbres ancladas que se repiten involuntariamente. Hoy mi tarjeta perforada de respuestas se ha hecho añicos, se ha quemado a lo bonzo y una oleada de viento huracanado ha diluido las cenizas en el espacio. Hoy soy yo el que ha probado al banco.
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