domingo, 4 de mayo de 2025

La belleza persiste

A veces, a simple vista, no está muy claro qué es bello y qué no. Con las personas pasa muy a menudo. A medida que vas conociendo a alguien y descubres su ternura, su amabilidad, su interés por ti, su forma de escuchar y de hablar, hay cierta luz invisible que ilumina esa belleza que, anteriormente, pasaba desapercibida. Las mentiras, las falsedades, las apariencias, todas son diluidas por el tiempo, duran lo que dura su efervescencia. Pero la belleza persiste en el tiempo, dura. No importa que el tiempo llene de arrugas lo bello pues lo bello, aún transformado, sigue siendo bello. La belleza es ese niño interno que nunca muere, es la ternura de una madre, la sensibilidad de esa persona especial que el mundo te ha puesto delante y, sin saber por qué, se ha generado una amistad, un amor que crece sin explicación aparente, pero que se construye con esfuerzo y dedicación. Lo bello del amor es que aparece porque sí, pero permanece con nuestra colaboración, porque amamos lo bello, y la belleza está en esas curvas que a otros pasan desapercibidas, en esas sonrisas cotidianas momentáneas que entran por nuestros ojos y alegran nuestros corazones, la belleza del saludo y las palabras atentas y llenas de cariño, el interés y el amor del amigo que quiere saber de ti, que te lleva en el corazón y tú puedes sentirlo en cualquiera de sus actos, en el trato, en el mimo con que te habla, en las caricias que provocan en ti cada una de sus palabras. la belleza está en los actos, en los seres, en el aire, la belleza va fluctuando por donde el amor va caminando y persiste porque, aunque esté tiempo sin verte, te sigo amando, imaginando tus sonrisas, viviendo la belleza que vas transportando por la vida.

jueves, 1 de mayo de 2025

Conexiones

Dicen que el amor y la política no deben mezclarse, que habitan compartimentos estancos, pero creo que se equivocan. Hoy amar es de lo más político que hay porque el amor es revolucionario y estamos en tiempos de revolución. Y ocurre como con las guerras, ya no son mundiales aunque ocurran en cualquier parte, las revoluciones son, casi casi, individuales. Al capitalismo se le vence amando. En esas pequeñas luchas diarias contra quienes pretenden transformarlo todo en mercado, en producción, en utilidad, hasta el arte, aparece el amor para zarandearlo todo. Amor propio para empezar. Amor por la lucha de clases porque, aunque nos cuentan que ya no se lleva, que pasó a la historia, nos engañan desde una clase que no es la nuestra. Usando artimañas infiltradas en corrientes ideológicas, en programas televisivos aparentemente inofensivos pero que son bombas de relojería que se construyen cada día en el interior de los telespectadores, en sus cabezas abotargadas por pequeños placeres, por entretenimiento y por informaciones constantes que juegan al despiste, informaciones que hacen del más idiota el rey o el presidente y ríase la gente. Pues ande yo caliente y que se muera el resto, y si no te gusta yo te miento. Así es el sistema, te dice lo que quieres oír porque primero te educó para querer lo que te diría después. Pero llega el amor y todo lo cambia. Lanzas la tele por la ventana, te manifiestas, luchas porque tu clase no sea aplastada, amas tu vida, amas tu lucha, amas hasta en la ducha y entonces te percatas que el amor es el motor de la revolución que lo cambiará todo. ¿Hay algo más político que el amor?

Estado de ánimo un tanto alterado

Desde que te conozco vivo en él. Presa de una alegría incomprensible de tenerte en mi vida, en mi corazón y, a la vez, no tenerte, pues estás lejos en la distancia, físicamente, aunque tu espíritu a veces me abrasa. Voy dando tumbos en este estado de ánimo un tanto alterado por el amor espolvoreado por el cosmos, por el hado enevenenado, por qué sé yo pero aquí estoy, alterado, con un ánimo amoroso impecable, expandible y energizante, que me lleva en volandas, como a los santos de antes, como a drogados de ahora, flotando a unos centímetros del suelo, soy el distinto, el tipo del desconsuelo, el loco alegre, el que llora su felicidad con la cara escondida en un libro que aún no se ha escrito. Polinizo el amor, libo el conocimiento, me deleito meditando en una desnudez soñada, con el eco de mi ombligo y el sueño de estar contigo. Y este ánimo animado por un amor imaginado me tiene loquito el estado. Paseo estando quieto, viajo cuando duermo, sueño cuando hablo y, a cada paso, siempre, hago el amor y evito el daño. Hoy, este estado de ánimo un tanto alterado, me mantiene excitado y pausado, y sonrío mientras estoy llorando.

martes, 29 de abril de 2025

Tu eco

Hoy me sentía distinto, contento por nada en concreto, alegre por respirar y me preguntaba por qué. Enseguida supe que era tu eco resonando en mi corazón, expandiéndose por todo mi cuerpo, haciéndome esas cosquillas internas que todo lo alegran. Tú a lo mejor no lo sabes, pero haces que mi vida sea verdadera, cobre sentido, que mi vida tenga una poderosa razón de ser. Tu eco me alegra la vida entera y en mi alma reverbera. Es increíble el poder de tu presencia, la fuerza del amor que hasta mi llega. Hoy me sentía distinto porque mi corazón estaba a tu vera. Tu calor bombeaba la sangre de mis venas, tu aroma llenaba mis pulmones y un cúmulo de bonitas sensaciones desbordaba mis sentidos dejándome en una calma chicha de placer inefable. Es tu eco sanador, augurio de buenas nuevas, antesala del amor, esencia de cariño en flor. Envuelto en tu eco, inundado de él, flotando en su murmullo, medito con orgullo, si es que algo así se puede, que este mundo, mío y tuyo, forma parte de tu eco que habita todos mis pensamientos, mis imaginaciones y mis recovecos, y aquí estoy, haciendo brillo en mis pupilas, transportado por tu eco al centro del amor y ahora me siento mejor, al saber que todo este deleite, esta alegría, me lo proprociona saber de tu existencia, pensar en ti cada día.

lunes, 28 de abril de 2025

Señor Dogma

Para los amigos, Don Sentencioso. Todas sus frases quieren abarcar un mundo. Pesan como una losa de plumas compacta que, al poco tiempo, se las lleva un ligero viento disipador de charlatanerías varias. Usa lo que yo denomino generalizaciones inversas. Son, podríamos decir, "individuaciones", frases que suenan bien la primera vez que se dicen o se escuchan pero, poco a poco, van perdiendo el poco sentido que tenían. El Señor Dogma es coqueto y, como tantos otros, a su manera, pretende ser original, dentro de lo que cree sus cánones de su modernidad identitaria, de su flexibilidad neoconceptual, de su infalible y también inefable muchas veces vida sentenciosa color de rosa. Señor Dogma defiende su manera de actuar con coraje pero que la tengan otros le parece un ultraje. Suele pasar por estas y otras lides, yo me tolero lo que no consiento al resto, es la consigna perenne de Don Sentencioso. En su círculo vicioso de supuestas amistades chichinabo sus frases brillan como diamantes, todos se congratulan ahora pero nadie recuerda lo que se dijo antes. Se dan la razón mutuamente, intercambian palmaditas, critican al inocente, al que no entiende su palabrarería que, posiblemente, durará sólo un día. Señor Dogma renueva sus frases a menudo, es indispensable para surfear la ola de la ultimísima modernidad, de lo que se lleva ahora, en este mismo instante, en este milisegundo, no en el de antes. Por eso no le hace falta memoria porque su imaginación escupe frases como el contenido de los bolsillos una noria. Y lo peor de todo, la última hora, Señor Dogma se reproduce por esporas.

domingo, 27 de abril de 2025

Volviendo del loco afán

Domingo de vaivenes, me dedico a limpiar mi mente. Atraigo al pasado escuchando unos discos antiguos que he subido del trastero. Espíritus de hace treinta años llaman a mi puerta a su manera, atravesándola. La casa está llena y, como una abeja literaria, o mejor lectora, voy saltando de libro en libro, buscando en las frases a ese que fui, a ese que creía desaparecido pero que siempre está ahí. Algo se remueve por dentro, como queriendo salir y no pongo ninguna resistencia, al contrario, intento colaborar, cooperar, poner mi granito de arena, y bailo y sonrío al revivir este pasado dormido que vuelve con fuerza, que atraviesa puertas y, visto y no visto, te monta una fiesta. Mi cabeza se llena de ideas, tomo notas poseído por un loco afán creativo que ha hecho pedazos a los eslabones de la rutina. Bailo semidesnudo mientras ciertos recuerdos parecen vivos y oigo diálogos, algunos en los que participo, que creía perdidos, conversaciones resucitadas por estas hadas de domingo. Agarro la pluma y escribo antes de que todo se pierda, de que todo se vaya a la mierda, definitivamente. Escribo volviendo del loco afán y algo me dice, no que todo va a comenzar, sino que resurge esta locura perdida revivida por el amor perdido que sólo estaba dormido, que necesitaba o anhelaba un pequeño empujoncito. Hoy quiero escribir mil libros y guardármelos en el ombligo.

sábado, 26 de abril de 2025

Puede que a diario

Puede que no esté haciendo las cosas como debiera, pero siempre arrastro un cúmulo de dudas, a veces como una carga y otras, como un tesoro. Porque qué haría sin ellas. Me han acompañado siempre, incluso cuando, por fin, tomo mis decisiones. Y, por otro lado, qué es hacer las cosas como se debe. Suelo hacer todo de forma desordenada y, además, me complico la existencia muy a menudo, forma parte de mi idiosincrasia. Siempre leo varios libros al mismo tiempo; intento leer un libro y después otro, pero me resulta imposible y lo mismo me ocurre al escribir cuentos. Ahora mismo tendré más de diez libros comenzados y cuentos, ni lo sé, decenas. Puede que estos pequeños problemas no sean más que las consecuencias del signo de los tiempos. La rapidez, la abundancia de información que, por cierto, mucha no sirve para nada y además es mentira, el individualismo exacerbado, la vida digital llena de anuncios, las distracciones y las cortinas de humo constantes, los amores no correspondidos o que brillan por su ausencia, los años que te caen encima de repente y la estupidez que se hace evidente cuando te das cuenta de que has estado perdiendo el tiempo en banalidades, cuando deberías haber estado paseando, leyendo o meditando, o construyendo ese amor que apareció de la nada, como siempre ocurre con el amor, que brota sin saber por qué, que lanza esas chispas que, si no estás atento, desaparecen igual que vinieron, y te quedas imaginando lo que pudo haber sido y te vas haciendo viejo más rápido ante tanto desconsuelo. Y, a pesar de todo, aún hay gente que te envidia porque te ve feliz o alegre o, como ellos dicen, es que tú siempre estás contento, pero, como dice la canción, uno lleva la amargura por dentro porque de nada sirven los lamentos. Sirven más los errores de la acción e incluso la duda, o hacer lo inesperado, pero no para otro, sino para uno mismo. Porque nunca debemos dejar de sorprendernos. Al contrario, debemos hacerlo a diario.