jueves, 22 de septiembre de 2011

Marciano amable

Un objeto volador identificado por mí, ovi para los amigos, se quedó parado flotando a mi lado con una sonrisa en sus luces y el último disco de Lenny Kravitz a todo trapo. Alguien bajó el volumen de la música y dijo: hola, somos martianos, venimos del martes, y queríamos ver como era la gente del jueves. No sé por qué entendía todo lo que me decían, sería, a lo mejor, porque me estaban hablando en español, aunque aún conservo alguna duda, en salmuera, por supuesto. Les pregunté si habían venido a invadirnos, pero dijeron que sólo estaban de paso Es más, nunca habían invadido nada ni habían atemorizado a nadie. Dios mío, por qué tenemos que estar tan equivocados los jueves en la tierra, y los miércoles, y toda la semana, y toda la gente. Me contestaron con una sonrisa de aquí te espero con la que me di por satisfecho. Los marcianos, y en concreto estos, los marcianos martianos son un trozo de pan. Les pregunté si estaban más avanzados que nosotros, y me dijeron que eso no era muy difícil, aunque tampoco era lo más importante. Les pregunté qué era lo más importante y volvieron a subir el volumen de la música. Hace varios días que se fueron y todavía puedo escuchar a Lenny. Es verdaderamente increíble, aunque, también es verdad, que hace más de un mes que me compré el disco. Desde entonces, desde el día del avistamiento, sigo viendo ovis por todas partes. Mi padre los llama moscas.

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