Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
lunes, 4 de noviembre de 2013
Creo
Creo que creo en alguna creencia. A ratos; no siempre. También tengo momentos de despecho y, algunas veces, lo mando todo a la mierda. Incluso voy yo mismo. La mierda está muy concurrida últimamente, y a veces creo que hay personas que creen en la mierda. Hay creencias poderosas que pueden incitar a matar sólo por defenderlas ante otras. En eso no creo. Creo en el amor, incluso estando solo. Pero el amor es tan cambiante como las creencias. El amor en el que creía hace veinte años no es el mismo que el de ahora. A veces creo que el amor es un camino que se va llenando de personas, animales, de momentos entrañables y de dolor, momentos de soledad y superación. Un camino con flores de colores, lleno de dulces olores, pero a veces un camino pedregoso, árido, intransitable, todo depende. Las circunstancias, la actitud, los demás, todo moldea el camino. A veces creo que lo que creo muy bien podría ser cierto. Otras veces descubro que solo soy un iluso, un intruso en el camino del amor, perdido en un tramo seco y polvoriento. Noto en el paladar el sabor de la tierra y, no sé por qué, pero creo que estoy contento porque en mi mente algo brilla, algo me dice, eso es lo que creo, que pronto descubriré la maravilla. Mis creencias no son una ciencia ni una teología. Mis creencias solo son mías. Como el amor en que creo.
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