domingo, 14 de agosto de 2016

¿Original?

La originalidad no reside tanto en parecer, simular sino en hacer. Tal vez una vida más sencilla sea la más original. Una revolución llevada a la práctica con amor. Una combinación de copias, la tan manida fusión, puede ser original. En un mundo de excentricidades y rarezas lo normal es original porque ha dejado de serlo. Lo normal se transforma en anormal. Dar prioridad al amor y no a la competencia empieza a ser anormal. Preferir la soledad meditativa a un consumo comunitario programado con una prótesis que nos mantiene enganchados a la red parece simplemente idiota. Leer, mismamente, es extraño. La poesía es solo para poetas que desdeñan la injerencia del profano. La sociedad esta compuesta de individualidades que se rehuyen, salvo ligeras excepciones: si no hay comercio no hay trato. El tiempo es líquido y el espacio monetario. En cada baldosa hay una frontera y en cada corazón, un banco. Por eso yo regalo besos en blanco y doy crédito de abrazos. Y, poco a poco, la revolución de las caricias está llegando. Los besos llegan flotando; se ha corrido la voz, comienza el intercambio. La originalidad sirve como modelo de este amor revolucionario y busca millones de copias para el espacio interplanetario. Lanzo unos besos y doy unos abrazos. Y en cada respiración sueño con el gran cambio. La revolución ha comenzado juntando nuestros labios.

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