domingo, 10 de marzo de 2019

Ataraxia

Algo de felicidad rezuman mis poros cuando pongo música, coloco dos cojines, uno encima de otro, de forma que si los miras desde arriba puedes ver un solo cojín de ocho puntas, en la esquina de la cama donde, más tarde, pondré los pies. Y mi amigo perro, mi alma perro, sale de debajo de la cama, se da la vuelta, me mira y salta justo para hacerse un ovillo a mi lado. Con la mano izquierda le acaricio el lomo y él suspira. En breve instantes, nuestros suspiros, nuestra respiración, se sincronizan. Y no sé si es algo de felicidad o pura ataraxia.

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