lunes, 7 de julio de 2025

El existir

No estaba previsto. Ni el mío ni el de nadie. Somos una casualidad con un discurso inmortal y eterno que nos hace sentir mejor. Voluntaria e involuntariamente nos untamos de importancia en un mundo donde la mayoría de especies que lo habitan son mejores que la nuestra, pero nosotros hemos inventado el autoengaño para proteger nuestra fragilidad. Creamos diferencias inexistentes sólo para eliminar a parte de nuestra especie. Cualquier pequeña diferencia es buena para crear hostilidad, odio y todo lo que contribuya a un enfrentamiento obligado para hacernos sentir mejor que el de al lado. Construimos discursos y relatos que avalen nuestra postura, fabricamos políticas de la nada, avanzamos a nuestra destrucción creada por nosotros mismos. Y mientras ocurre todo esto tenemos que vivir, enfrentarnos al día a día que, para la mayoría, supone una lucha constante que el sistema procura disfrazar de mil maneras, haciéndonos creer que conseguir más dinero solucionará nuestros problemas. Muchos sabemos que no es así, que el dinero contribuye a generar otros problemas, pero el autoengaño hace que nos abotarguemos inconscientemente de manera voluntaria y vayamos fluyendo con la situación común del momento sin hacer absolutamente nada para que cambien las cosas. ¿Qué podríamos cambiar?, nos decimos en privado. A las protestas les han inoculado miedo. Hacer huelga está mal visto, protestar constantemente te transforma en un pesado social, en un antisistema que molesta al resto. Al final todos somos muy parecidos en lo esencial aunque todos pretendemos ser distintos.

sábado, 5 de julio de 2025

El viejo exterior

Camina lentamente porque no le queda más remedio. Muchas veces no se reconoce en el espejo y otras sólo ve un recuerdo. El tiempo es un viento que bromea con nosotros, que juega con las hojas secas a derribar nuestro cuerpo. Abre un libro y lee, pero en seguida se cansa. Enciende la radio y, a los pocos minutos, se queda dormido. Se levanta entumecido, renqueante, con movimientos sin sentido. Juega a ordenar el mundo, come un poco, como un pequeño ratoncito. Parte de la comida se queda en la mesa, otra en el suelo y algunas migas en su ropa que, cuando se dé cuenta, se las comerá una a una, y siempre es luego. Ay, cada día me gusta menos este juego, se dice. Olvido las reglas, todo se hace más lento, pierdo el hilo, no sé a dónde voy ni de dónde vengo. Abre la ventana y entra un aire que envuelve su cuerpo. Se siente a gusto, feliz, sus pelos vibran atrapados entre arrugas y pliegues que ha dibujado el tiempo. Quién inventó este juego. Un niño no, fue un dios enfermo. Sentado desnudo en la mecedora que heredó de su abuela sonríe con el balanceo al recordar el nombre del maldito juego: el viejo exterior. Carcajea un rato, chupa un caramelo, se queda dormido, haciendo babas para el puto juego.

Inmensa gota

El mundo que habito es una inmensa gota donde mi alma flota y descubre caminos nuevos y, a veces, también viejos pero olvidados, pasados por alto por cuestiones ignotas. Y esta gota que fluctúa, en la que estoy inmerso, en la que me zambullo con un puñado de versos, en la que sueño y construyo nuestro amor y mi piel busca tus dedos, en donde a veces no duermo a pesar del cansancio eterno, de lo agotado que es vivir siempre en un pequeño infierno. Pongo luz a la gota oscura, añado brillo, doy colorido como un niño a su dibujo creativo, que es su mundo como el mío la gota, inmensa gota, que a ratos se expande y a ratos me agarrota. Inmensa gota que en volandas me llevas, que sacudes mi alegría, que provocas mi tristeza, déjame un rato tranquilo, que medite debajo de un par de higos, a la sombra de su higuera donde fabrico una siesta. Y durante el sueño una inmensa gota nueva donde yacemos tú y yo, desnudos, cándidos y tiernos, jugando a la vera de un río tan transparente como nuestros corazones. Y en esta inmensa gota nueva fabricada con el producto de nuestras ilusiones, hacemos el amor con sonrisas, nos vestinos de caricias, imaginamos nuestra vida entre bombones de besos y chapuzones alegres. Dejamos que nuestros ojos conversen, que canten nuestros dedos en nuestras pieles, intercambiamos mieles y el sueño no termina en esta inmensa gota nueva porque nuestro amor la eterniza.

miércoles, 2 de julio de 2025

Un día cualquiera

Hoy puede ser un día hermoso. Aunque el mundo se empeña en que no lo sea, la maravilla acecha mi entorno. Hoy es un día maravilloso porque me he dado cuenta de que sigo amándote, de que el amor no termina. No importa la distancia a la que estés ni la vida que lleves. No importa que el destino nos mantenga separados porque hoy he conocido a varios hados que a mi oído me han susurrado que hoy es un día maravilloso y el amor te ha traído a mi lado. Tu caricia me envuelve, tu sonrisa se ha dibujado en mi corazón, tu fragancia ha entrado en mi interior. Qué tiene este día, un día cualquiera, un día que besaré tu sonrisa que me espera. Hoy es un día hermoso porque sigo amándote aunque no te lo diga a cada instante. Sé que tú lo sabes. Nuestro amor crece como el amor a las amistades, lentamente pero con fuerza. Y este amor guía a mi corazón, incita a mi cuerpo a buscarte en esta tierra, a seguir acercándome a ti, sea como sea. Por eso estoy aquí, en MundoPoema, sintiendo tu amor como si estuvieras a mi vera, saboreando todas tus maravillas, las imaginadas y las verdaderas. Desde este mundo construyo el amor que a ti me acerca y, cuando menos te lo esperes, un día cualquiera, mis labios sobre tus labios besarán tu vida entera.