El laboratorio de las palabras

Lo construí sin ninguna pretensión aparente, pero ahora me doy cuenta de que lo hacía por tí, amor. Comprendí enseguida que, las mismas palabras, dichas de forma diferente, cambian su significado. Pero no sólo eso, el laboratorio de las palabras me enseñó a llenarlas de amor. Por eso hay personas que se identifian enseguida con lo que digo. Las palabras rellenas de amor tienen la virtud de hacerse personales, llegan a varias personas con una exclusividad que acaricia el alma. Palabras elegidas, rellenadas de amor, leídas en el momento oportuno, son palabras que nos abrazan por dentro, que nos salvan, que nos dan seguridad emocional, que calman nuestro espiritu y nos alegran con un amor tranquilo lleno de esperanza. El laboratorio de las palabras me ha dado el poder de sentir al escribir y de que ese sentimiento siga vivo al leer esas palabras, porque el amor que hay en ellas se va expandiendo desde que se emiten hasta que se reciben. Son palabras dictadas por mi corazón, inspiradas por mis amigos más íntimos y por mi amor. Palabras que vuelan miles de kilómetros y llegan a su destino dispuestas a alegrar la vida, a llenar de besos y caricias, a compartir mi amor y mis albricias.