Distinto será que ocurra, pero el que no piensa que puede esperarlo, no se lo curra. Y la recompensa que creíamos que venía después, es el mismo esfuerzo, de ahí la satisfacción del trabajo bien hecho. Y si digo lo que se me antoja que espero será también porque quiero, quiero que el deseo cobre vida, se me antoja esperar tan simple hecho, que siempre debería ser de mi provecho o, sino, llamarlo capricho y no deseo. Espero que no se confundan más conceptos, se me antoja esperar la diafanidad de la vida; espero que lo que quiero sea como pienso y, de no ser así, que sea capaz de querer lo que veo, de disfrutar de los cambios, entre mi recreación y el verdadero. Se me antoja que no puede esperar lo que se me antoja, ¿puedo esperar que no puedo esperar? Espero no tener que esperar para saberlo.
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