1º) Desarrollar y potenciar la imaginación.
2º) Ser bueno.
3º) Declararse optimista, aunque sea con lágrimas en los ojos.
4º) Procurar amar, incluso al imbécil de turno.
5º) Respirar hondo, varias veces.
6º) Hacer ejercicio.
Porque si las cosas van mal, el mundo está en crisis, la democracia de tu país es de chichinabo y, casualmente, tu jefe es el imbécil de turno y del turno, siendo bueno puedes imaginar que los goznes perfectos vienen volando para aposentarse en el sitio correcto, para que todo gire a la perfección, y las lágrimas de tu optimismo no se sequen, sino que se disipen con una brisa encantadora con ligeros toques de lavanda y, cuando en realidad tenía ganas de partirle la cara al imbécil de tu jefe, respiras hondo varias veces y, tras un ejercicio mental de aquí te espero, tu imaginación potenciada por el ejercicio físico matutino y el amor, te ofrece una visión distinta y no ves a tu jefe de siempre, sino a un agradable compañero que te ayuda y facilita el trabajo, que colabora y que... Abres los ojos y ves al imbécil de tu jefe. Y entonces no te queda más remedio que matarlo, aunque prefieres volver a los seis puntos del principio y seguir imaginando.
Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
domingo, 26 de febrero de 2012
domingo, 19 de febrero de 2012
Los errores son el regalo
Por eso, desde aquí, desde el lado equivocado, doy mi amor, lo desparramo. Y aunque a veces la vida no tenga sentido, mis errores me acompañan, siempre van conmigo. Son como una madre, diciéndote esto está mal, pero yo te quiero hijo mío, eres mi error más querido. Una vez quise ser perfecto, y ahora es mi error preferido. Ahora sólo soy yo, y mis errores siguen conmigo. Unos grandes, otros pequeños, unos con varias tiritas, son errores corregidos. Y ahora, desde aquí, desde el lado equivocado, el lado que Dios me ha dado, desparramo mi amor y sueño con estar a tu lado. Soy sólo un error en el lado equivocado, pero te quiero.
lunes, 13 de febrero de 2012
Fuera de plazo
No es tan difícil acordarse de todo, lo difícil es acordarse de todo a tiempo. Introducir las cosas en los plazos convenientes nunca se me dio bien. Por eso, con cuarenta y seis años, voy a clase de flauta travesera y canto con un coro de niños; soy amo de casa de una familia atípica, mi padre de ochenta y seis años y mi perro de dos. Porque acordarme me acuerdo de todo. A veces recuerdo que tengo que follar, pero no sé cuándo ni con quién, y cuando sé con quien no está o no quiere, y cuando sé cuando, el arroz ya se pasó, no sé si me entiendes. Pero acordarme me acuerdo de todo. Cuando salgo del trabajo me acuerdo de trabajar y, después de comer, cuando ya no estoy en casa, me acuerdo de fregar los platos. Así que al día siguiente me llevo los platos sucios al curro para tener algo de trabajo. Como veis, me organizo bastante bien pero a destiempo. Como algún día moriré, lo quiero tener todo organizado. Por eso duermo en un ataúd y veraneo en el cementerio de al lado, para irme aclimatando (tiene gracia, acli-matando) me voy aquí muriendo, que no me coja nada desprevenido y, como siempre, acordándome de todo.
El otro día iba yo follando y con mis platos en dirección al trabajo y un camión, fuera de plazo, sacado de contexto, en una órbita que, sin duda, no era la suya, se acordó plenamente de mí, de ese chico organizado. Creo que estoy muerto, pero también fuera de plazo, acordándome de todo, tocando la flauta un rato follo solo y luego canto. Y como veo que nada cambia, friego mis platos sucios en el trabajo.
El otro día iba yo follando y con mis platos en dirección al trabajo y un camión, fuera de plazo, sacado de contexto, en una órbita que, sin duda, no era la suya, se acordó plenamente de mí, de ese chico organizado. Creo que estoy muerto, pero también fuera de plazo, acordándome de todo, tocando la flauta un rato follo solo y luego canto. Y como veo que nada cambia, friego mis platos sucios en el trabajo.
sábado, 11 de febrero de 2012
Trance primero
Acabo de entrar en el sentido de mi vida. Mientras estaba leyendo, una luz iba creciendo y, la puerta del sentido, aposentada entre dos líneas, se ha abierto durante mi lectura. Ahora escribo y lo sigo viendo. Tengo cierta sensación de placer en el pecho; mi corazón sonríe. Una niebla de amor con melodía incorporada me envuelve, tiene el mismo tacto que las caricias de mi madre. Oigo chapotear mis pies que caminan sobre un río poco profundo que es mi vida. Y el sentido de ella es que ahora estoy encima. He vuelto a mi vida por mi propio pie. Estoy despierto, amando, caminando por el sendero vivo de mi ser.
domingo, 5 de febrero de 2012
Extraño
La primera vez que vi tu foto empecé a recordar. De súbito, se crearon recuerdos donde aparecías tú. Retrospectiva imaginada surgida de la nada, como la llama que corre a través de la pólvora, tu imagen corría a través de mis recuerdos, aposentándose en ellos. En mi cabeza un largo pasillo oscuro donde tú, cada milésima de segundo, presionabas un interruptor y, tu imagen, iba creando una historia en mi interior o, tal vez, tan sólo, tu foto, su primera visión, no fuera una casualidad, sino el detonante de otra vida excitante que ahora volvía a mí.
La primera vez que vi tu foto empecé a recordar.
La primera vez que vi tu foto empecé a recordar.
Milonga del subterfugio
Cuando todo está estancado en mi corazón, desde lo más oscuro y profundo oigo las notas de la milonga que va cantando la luciérnaga del amor. Se cimbrea lentamente en las aguas densas de la tristeza pasada hasta provocar su evaporación. Milongueando te quiero linda luciérnaga del amor, eres mi subterfugio divino, siento tu baile en mi sangre, oigo las notas en mi corazón. Milonga del subterfugio quiero ya que luciérnago soy. Llevo el amor en el cuerpo y en busca de ti voy. Luciérnago milonguero me llaman, y porque yo quiero te quiero y mi milonga de amor te doy.
sábado, 4 de febrero de 2012
Más cháchara
Brota la emoción nada más sentir la presencia de alguien nuevo en tu vida. La nueva tecnología te lo acerca todo y, esa persona sentada a miles de kilómetros, te susurra palabras de amor al oído. Sientes que es extraño pero a la vez bonito. Disfrutas del amor en la pantalla, crees que está contigo; notas como llegan sus palabras al corazón, entrándote por el ombligo. Y aunque recuerdas un fracaso no muy lejano, sueñas con que la relación roce lo divino. De pronto, crees que todo puede ser posible. Pero otra persona aparece y, también, te habla de amor, susurrándote al oído, no lo mismo pero sí parecido, que tú eres su amor y de su mundo el ombligo. No sabes qué hacer aunque la solución la tiene el destino: retirar la cháchara y señalarte el camino. La primera persona desaparece de la misa forma que vino; como un hechizo, como algo repentino. Su amor, todo de cháchara construido, te hace creer en la segunda persona que el destino te ha traído. Y ahora soy yo el príncipe del amor, las palabras son de verdad y, mi vida, el cuento que he construido. Mi querido amor el príncipe ya está contigo y aunque mi cuerpo no esté a tu lado, estoy en tu corazón metido.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)