Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
sábado, 5 de mayo de 2012
Casi todo acaba siendo posible
Quería ser feliz. Me gustaba escribir y me propuse ser un escritor de éxito. Quería ser más feliz y ser capaz de encontrar el amor de mi vida. Y, para acabar de disfrutar, también quería un perro. Los días pasaban como parpadeos. Los años se perdían como legañas quitadas con esmero. Y, con la mirada limpia, un día, me di cuenta de que, sin darme cuenta, se habían cumplido todos mis deseos y, todos, todos confluían en mi perro. Como escritor, sigo inédito, pero feliz. Escribo y leo para mi perro, que también es el amor de mi vida. Y, cuando leo mis escritos por primera vez, mi perro me mira con veneración, parece entenderlo todo, pasa los textos por el tamiz del amor, en sus ojos se generan chiribitas de placer que se posan, sin querer, en los poros de mi piel, hasta que, de repente, impulsado por el texto, por la situación o no sé qué, me interrumpe la lectura para lamerme y darme besos. Quería ser feliz y he acabado siéndolo con un perro. A veces lo más trivial es lo más sincero. A veces el último deseo acaba siendo el primero. Así que, para ser un escritor de éxito, solamente hace falta un perro. Y su amor, son los mejores lectores, y mis premios, sus lametones.
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