domingo, 21 de octubre de 2012

Tanto amor

... y nadie para dárselo. Tanta gente y nadie quiere ser amado. Preferible ser incomprendido o denostado y, así, ser una víctima más que chilla, que reclama, que pide amor donde nadie ama, que acumula quejas en vez de experiencias, que colecciona afrentas y ofensas, que todas sus parejas son desquites productos de la ilusión derretida en la realidad que se sincera. Tanto, tanto amor, que desespera. Y cuando ya no te quieres tú, no hay quien te quiera. Tanto amor que esta locura ideal se ha vuelto verdadera y, cuando me miro al espejo, veo al amor saliendo por mis orejas. Y se embadurna el suelo. Se va llenando la habitación de amor, ya van tres dedos. Mi perro lame mi amor, como le quiero. Hay tanta luz que no veo. Y se crea un circuito de amor, cada vez que respiro lo absorbo del suelo. Hay tanto amor que se hace eterno. Sale de mis orejas, respiro y lo lame mi perro que piensa si nadie quiere ser amado yo me voy a quedar a su lado.

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