jueves, 4 de junio de 2015

El vuelo

Mi viaje empezó sentado y quieto en una silla. La primera respuesta me la dio el silencio. Con cada idea preconcebida que se perdía por el desagüe de la mente, mi alma se expandía. El yo se diluía. Empezaba a entender. Las duda que antes me asaltaban provocando angustia, ahora me proporcionan alegría. Sigo sentado. Recorro el universo completamente quieto. La conciencia de un pasado lejanísimo se instaura en mí: diferentes personas en un mismo ser, conocimiento renacido. El yo pierde valor y el egoísmo no se entiende. Una luz interior me dice que estás en mí, amor. Aquí, sentados, viajando por el universo, saltando charcos de amor o tal vez versos. Cualquiera diría que no nos movemos, pero estamos en pleno vuelo.

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