lunes, 7 de diciembre de 2020

Algo distinto

Hoy, caminando con el perro por las calles adyacentes a casa, como todos los días, sumergido en las rutinas de siempre, he visto algo distinto. Más que verlo lo he sentido, lo he percibido. La esencia de mí no es el yo que he construido. Durante toda la vida vamos construyendo un yo al que nos fusionamos. Pero hoy, durante unos instantes, me he salido del papel. Me he visto como algo extraño, he visto al yo como a un otro, como algo distinto. El yo era una cápsula, un recipiente, un medio de transporte, una forma de vivir en este planeta. Una construcción social, pero también superflua; una individualidad en el conjunto, pero también una forma de no volverse loco en un mundo donde todos tienen yo, donde todos son yo. Tal vez la verdadera locura sea ser todos yo. Todos con un yo que es el mismo pero cada uno siendo algo distinto. No estamos preparados para asumir algo distinto de manera permanente. Así que casi sin darme cuenta, he vuelto al yo de siempre, a la supuesta normalidad, a lo cotidiano, a lo mismo. Más tarde, durante la cena, pensaba en esos instantes diferentes, como si hubiera sido un sueño que se va olvidando a medida que pasan los minutos, elucubrando cuándo sería la siguiente oportunidad de ser algo distinto.

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