lunes, 15 de febrero de 2021

Decir lo que se siente

Por lo menos a uno mismo. A los demás, no siempre. A veces no se entiende, pero a uno mismo hay que decírselo siempre. Es la única manera de conocerse. Es lo que siento y me lo digo, así lo siento. A veces me descubro a mismo en las acciones deplorables de los demás y siento que me disgusta porque yo no creía ser así hasta que me vi en otro. Otras veces descubro mi auto engaño, aunque me cuesta mucho tiempo, cuando me identifico con las acciones maravillosas de los demás y me digo a mí mismo que yo también lo haría, cuando sé que nunca se presentará esa situación y, por tanto, jamás sabré como respondería. O tal vez si lo sepa, por lo menos algunas veces. Sobre todo en las situaciones de tensión suelo paralizarme cuando ocurren por primera vez; no me gusta que mi respuesta sea esta, pero si lo digo es porque así lo siento. Con el amor me ocurre lo mismo. Muchas veces no desvelo mi amor por vergüenza, por no romper una amistad; otras, sin embargo, no tengo cautela, y enseguida amo y lo digo y suelen asustarse de la rapidez de mi respuesta, pero es lo que siento y debo decirlo. Casi siempre me equivoco en el amor, tanto al callarme como al desvelarlo, y un sentimiento de duda profunda me embarga. Pero, algunas veces, muy pocas, mi respuesta funciona, y el amor avanza, se asienta y se descontrola, com debe ser en el amor, momentos de calma y de sacudidas, excitación y relax. Y cuando esto ocurre, siento miedo, sí, he de decirlo, así lo siento, miedo a perder el amor que tanto me costó encontrar, que tanto me costó descubrir y hacerlo ver en los demás. Decir lo que se siente diría yo que es lo apropiado pero a veces no se entiende.

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