Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
domingo, 21 de marzo de 2021
La habitación
Siempre que intento ordenar esta habitación acaba peor de lo que estaba. Parece que mande ella. Solo consigo cambiar las cosas de sitio. Los libros se amontonan por todas partes; a veces quito algunos de la mesa para poder trabajar mejor, pero terminan en un sillón, en la estantería o apilados en columnas en el suelo. Más que una habitación parece un mercado, es una habitación que está viva. No hay ningún sillón libre, todos están ocupados por montones de ropa, libros, comida empaquetada, bolsas y mochilas y demás. Solo hay dos sillas libres: en la que como y en la que leo y escribo. En el suelo ocurre lo mismo, la mitad del territotio es propiedad del perro y, la otra mitad, ha sido invadido por cosas: bicis, libros, zumos... Lo he intentado muchas veces, pero siempre que comienzo a ordenarla, de una u otra forma, la propia habitación me distrae. Aparece un libro en mis manos con algún recuerdo; lo hojeo, ese libro me lleva a otro, algo se me ocurre, me pongo a escribir, empiezo a mano pero luego cambio de opinión y lo escribo directamente en el ordenador; a veces, lo guardo, otras lo subo al blog, otras lo grabo en vídeo, pero la habitación sigue en desorden. La habitación siempre gana, ella decide, el caos reinante es de su gusto y yo no puedo hacer nada más que aceptarlo. También he de decir que ya me he acostumbrado y me gusta convivir con los gustos de mi habitación, no quiero discutir con ella.
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