jueves, 25 de marzo de 2021

Patrimonio de la humanidad

Me declaro. Una maravilla del mundo que el mundo aún desconoce, pero todo llegará, o tal vez no. No me preocupa. El deconocimiento no hace que las cosas dejen de ser lo que son. Ni siquiera la mentira. Pero volvamos a la maravilla de mi vida. El goce es tan grande, la dicha tan inmensa y tengo tantas, tantas palabras para expresarlo que las ideas se acumulan, se aturullan formando tales bullangas que estallo en las carcajadas que generan las felices lágrimas que bañan mi cara. Que mejor manera de expresar que unas risas naturales que traen a mi rostro el color de lo feliz y a mis ojos un brillo alegre que hace que se oculte el marrón y resalte el verde como en un día soledado, donde mi piel se ha calentado expuesta a sus rayos de igual forma que cuando me expongo a tus manos, con sutil delicadeza y un ligero descaro. Maravilla acariciada, maravilla duplicada. De la humanidad soy patrimonio y a veces de la humanidad estoy hasta el moño. Es lo que tiene vivir maravillado que, en un pispás, vas de uno a otro lado, un de aquí para allá apenas sincopado, pero sigo siendo patrimonio, patrimonio ajetreado.

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