Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
domingo, 6 de febrero de 2022
El triunfo sin arte y viceversa
La cultura del éxito nos incita al triunfo, pero pensar solo en el triunfo hace que nuestro arte se desvanezca. También ocurre que cuando un verdadero artista triunfa se genera un campo de fuerza envidiosa a su alrededor, y todos comentan que el verdadero arte es el del perdedor. Arte y triunfo no tienen por qué ir unidos. El verdadero arte sobrevive a los artistas y el falso triunfo muere con ellos. Es el arte el que atrapa y posee al artista cuando este tiene las condiciones necesarias, y no al revés. De ahí que se diga que la inspiración tiene que encontrar al artista trabajando. Aunque yo no creo que el artista trabaje, si no que artistea. El verdadero artista flota en una nebulosa de arte. Puede que tenga un trabajo y una familia, pero el arte es como esa mosca pesada que insiste en revolotear a tu alrededor a pesar de tus manotazos y aspavientos. Una vez leí que para ser escritor no hace falta escribir y con el arte ocurre lo mismo. Uno puede tener las condiciones pero no acabar de lanzarse, aunque el arte seguirá revoloteando a su alrededor. Otros se lanzan de cabeza y acaban perdidos en un triunfo efímero. Por eso oímos frases como que no supo digerir el triunfo o que no ha sabido asumirlo. La meta del verdadero artista es amar su arte y no buscar el triunfo. Por eso cuando un verdadero artista triunfa nos alegramos todos y el artista sabe que su arte va a continuar, haya triunfo o no.
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