Traspasar lo existente

Siempre soñé con atravesar un espejo, lanzarme a una frase y bucear en ella, bailar en y formar parte de un poema, ser un verso y también un beso, con alas, por supuesto; y así, un día, con estos sueños en la alforja de mi destino sempiterno, decidí cumplirlos todos antes de la llegada del nuevo invierno. Por eso, cariño mio, no te asustes si ves llegar al fondo de tu reflejo, pues sin duda seré yo que atravesé el espejo. O tal vez aparezca en uno de esos mensajes que intercambiamos en línea y, mientras lo estés leyendo, me veas emerger de una frase, chapoteando en ella alegremente, salpicándote con amor implícito, con el cariño de entrelíneas. Y un día que abras un libro de poesía me verás colgando de una sinalefa, saltando de una estrofa a otra, haciendo, entre versos, un poco el idiota para que, cuando cierres el libro, acabe estampado en tu boca, pues como dije, seré beso además de verso, y buscaré tus labios tersos, para deslizarme sobre ellos, y permaneceré un rato, aleteando mis alas de beso, mostrándote como mis sueños, traspasando lo existente, construyeron la realidad de dos amantes vivientes.