domingo, 16 de abril de 2023

La presentación

Llego con más de media hora de antelación. Entro en la librería y curioseo un poco. En la planta de arriba tendrá lugar el acto: Ben Clark presentará sus 'Demonios'. Estoy ligeramente emocionado. Me gusta mucho este poeta, desde que 'La policía celeste' me sostuvo en volandas y me descubrió sus versos. Me gustó tanto ese libro que me vi obligado, por mí mismo y mis ganas de disfrute, de buscar todos sus libros anteriores. Y eso hice. Ninguno me ha defraudado. No conozco a ninguno de mis escritores preferidos ni frecuento actos de este tipo. Cuando voy a ferias del libro rehuyo las casetas donde se firma. Pero hoy todo es distinto. Hay una mezcla en mí de emoción, timidez y miedo. La timidez ha brotado justo al entrar en la librería y me pregunto si debería estar aquí, me entran dudas, cierto miedo: ¿cómo será?, ¿me reconocerá?, ¿podré hablar con él?, ¿qué le digo? Compro un libro de Terry Eagleton para hacer tiempo y pregunto si falta mucho para el acto, un poco menos de media hora, me dicen. Ya lo sabía, sólo estaba disimulando, haciéndome el tonto. Pregunto si puedo sentarme arriba y esperar leyendo y me dicen que sí. Van pasando los minutos y empieza a revolotear la gente por la librería, echando vistazos a la parte superior donde me encuentro. Suben varias personas y toman asiento. espero que venga más gente, comenta una señora cuando sólo estamos tres, y le dice a su marido que le gustó mucho "La patrulla celeste". Me giro y la corrijo, es 'La policía celeste', eso, me dice la señora sonriendo. Suben más personas, una poeta y varios escritores locales. Por último aparece Ben. Comienza el acto. El dueño de la librería lo anuncia y otra persona presenta al poeta, su obra, su estilo, su libro. Ben sonríe varias veces y se va desprendiendo de su timidez. Agradece nuestra presencia, la del presentador, la poeta, la de gente que conocía sólo de las redes, ese soy yo, la de todos. Se dispone a leer varios poemas. Lee los dos primeros y, cuando termina, no hay ninguna reacción. No estoy acostumbrado a estos actos y pienso que, a lo mejor, aqui se aplaude al final. Pero cuando termina de leer el tercer poema mi corazón me incita a aplaudir, y los demás me siguen. Ben parece feliz. Estoy disfrutando enormemente. Luego nos firma los libros. Me da varios abrazos. Se disipan mis miedos, es una persona entrañable. Conversamos de forma distendida y cercana. Siento como si lo conociera de siempre, tal vez de otras vidas. Me viene a la cabeza Italo Calvino, cuando dice que esto que vivimos es el infierno, pero que debemos conservar a las personas y las cosas que no lo son. Ben ha encerrado los demonios en un libro y ahora todo es mucho mejor. Vuelvo a casa con el libro firmado y el abrazo de mi amigo poeta.

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