El otro día acompañé a mi padre a su misa diaria. Al salir de la iglesia se me acercó un niño y me dijo 'Dios no existe'. '¿Y tú cómo lo sabes' le contesté preguntando, 'porque me lo ha dicho él'. Me quedé a cuadros. Desde entonces estoy pensando en ello. Tal vez el niño tenga razón, en estos temas, en los importantes, casi siempre la suelen tener. Dios está ahí pero no existe, porque no tiene una existencia como la nuestra o como la propiedad, que ambas parecen ser efímeras. Parece ser que Dios está en todas partes pero en ninguna en concreto. La frase 'Dios no existe' le deja a uno intranquilo, pero cuando te la dice el propio Dios, te tranquiliza bastante. Está ahí, pero no existe. ¿Cómo es posible? Pues porque se trata de Dios, y para él no hay imposibles. Y el niño lo sabía. Ahora también lo sé yo. Pero, ¿y cuando me muera y deje de existir, seré yo también Dios? Me voy corriendo a preguntárselo al niño.
Pero, un momento, ¿será el niño Dios?
Feliz Navidad a todos.
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