Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
lunes, 27 de agosto de 2012
Hoy
Está haciendo calor. Me quito la ropa para sentirme más a gusto. No toda, me quedo en calzoncillos. Tengo la piel húmeda y la música que escucho me incita a acariciarme el hombro; de pronto, los pelos se erizan, un resorte en el cerebro hace click, y el recuerdo de tu mano acariciándome, justo donde lo estoy haciendo yo ahora, aparece ante mí. Noto tu lengua recorriendo mi oreja derecha lentamente, como buscando algo, un libro, unas llaves, no sé. El libro de un amor, no sé si el nuestro. Las llaves del placer o del deseo o de ambas cosas. No pareces encontrar nada y el vaho de tu susurro seca mi oreja mojada. Tus palabras provocan una ligera sonrisa, entonces y ahora, porque esto es un recuerdo, pero no importa, yo sonrío de nuevo, porque mi caricia es tuya, porque mi cerebro amplifica el susurro, porque el recuerdo se hace carne y aprovecho este momento de soledad perdida para calmar la herida del presente y nos amamos con intensidad porque el recuerdo está vivo y palpita. Vuelvo a tocar mi hombro sudoroso y, qué curioso, huele a ti, mi vida.
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