lunes, 24 de noviembre de 2014

El talento para la felicidad

No hay un punto concreto donde resida. En mi caso, una gran parte de talento se encuentra en mis manos. Allí no sólo tengo felicidad para mí sino para muchos otros. Con las manos hago que un trabajo tedioso pueda llegar a reconfortarme. También preparo la comida con ellas, y con paciencia, y con amor, y la felicidad puede llegar a varios estómagos. En los oídos tengo otra parte de talento para la felicidad que, muchas veces, se activa con la música y, otras tantas, con palabras. En la mirada también he hallado parte de talento, en un pequeño resorte interno donde cambio la forma de mirar y todo parece estupendamente delicioso. Incluso bailando, el cuerpo dibuja la felicidad en el aire con sus movimientos, creando pequeños éxtasis que nos dirigen a su epicentro donde el disfrute es supremo. Llegados a este punto y, para concluir, el talento para la felicidad es movimiento, es actitud, predisposición, es una canción, y una caricia, incluso un beso recordado puede tener más talento que uno recién dado. El talento para la felicidad es simple y a la vez complicado, tan sencillo cuando aparece y tan difícil cuando lo hemos ocultado, pero estar, siempre está ahí, a nuestro lado: unas veces dormido y otras despertado.

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