lunes, 10 de noviembre de 2014

Llegados a este punto

Floto en una calma chicha anímica. Mis labios dibujan media sonrisa constante que comparto incluso con las miradas de asombro y también con las que interpelan mi gozo. Llegados a este punto disfruto de lo cotidiano: me alimento de lecturas tan variopintas como enriquecedoras, de ejercicio matinal, de paseos con mascota, hago la compra, cocino cada día con innovador deleite; respiro mientras trabajo y pienso en mis pasos. Llegados a este punto todo es razonable y asombroso. Prefiero amar a reclamar. Descubro el placer del silencio. A veces puedo oír los pensamientos. El viento mueve las flores, las ramas de los árboles y, en medio de ese vaivén, de ese contoneo natural, puedo ver frases que con amor leo. Llegados a este punto ya no soy un individuo, ahora soy parte del conjunto; la naturaleza me ha adoptado. Sale el sol, las nubes me saludan despacio, voy caminando con el día y, llegados a este punto, creo que siento alegría.

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