domingo, 27 de diciembre de 2015

La impureza de lo real

Mi existencia de esclavo se hizo anodina. A pesar de mi esfuerzo continuo cedido al consumo me sentía vacío. Entonces, ante este panorama de triste realidad comencé a llenar mi existencia de fantasías, muy dignas todas al principio, fantasías libertarias, sueños de amor imposible donde exigía mi mente su posibilidad, por increíble que fuera. El mundo era una nube multicolor, yo volaba por un universo imaginado donde los latigazos eran caricias y la esclavitud el pasado. Nada había cambiado aunque mi realidad era distinta: impura. No estaba loco aunque me faltara poco. Simulaba la pureza cotidiana aunque siempre, a todas partes, me acompañaba un hada. Sonreía en el trabajo y guardaba caricias del pasado en mi regazo, entre la piel y la ropa, en el cajón de los calcetines, en el horno, en el baño y, sobe todo, cualquier día del año. Comenzó todo como un juego tonto, pero la impureza de lo real fue ganando terreno y vivía todo lo que fantaseaba, respiraba lo que imaginaba y mi existencia, antes vacía, de amor se llenaba. Voy de puntillas sobre la melodía de un violín, mis manos danzan en el aire acariciando cuerpos que sueño, tal vez esté creando un universo paralelo y, aunque mis pies ya no toquen suelo, la impureza de lo real me transporta con las alas de lo que más importa: tu amor.

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