jueves, 6 de enero de 2022

La potencia de la palabra

Retorcer las palabras, exprimirlas; sí, pero solo para limparlas. Luego hay que estirarlas y tenderlas bien extendidas. Así veremos su pureza, su valía, su potencia. Siempre se ha dicho que una imagen vale más que mil palabras ¿pero es eso cierto? No lo creo. Un te quiero que son dos palabras son un mundo entero de imágenes vivas. Las palabras bien dichas generan imágenes orgánicas, producen sueños, transforman ilusiones en momentos sólidos, palpables. Y las palabras no dichas son las miradas que subyugan, es tu aliento que me envuelve, y aún sin tenerte cerca, lo siento, su calor roza mi piel como un cálido viento, cierto escalofrío placentero recorre mi cuerpo, y tu amor, hecho brisa marina, hasta mi se arrima en el momento que recuerdo tu te quiero mañanero. ¿Pero cuáles son la palabras bien dichas? Las sentidas, las que salen por la boca pero dice el corazón, las que brillan en los ojos de una mirada intensa, las no dichas en un silencio compartido y hermoso que esperan su momento idóneo para brotar, para abrirse como una flor al sol, las que construyen mi vida cada día, las que sueño en los instantes de alegría. La potencia de la palabra la descubrí un día con un mago que escribía. Lo leí y salió el sol en mi vida.

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