En la más íntima soledad

Pienso en mis intenciones, lleno de dudas, sumido en un fracaso que no me suelta pero del que aprendo. Casi puedo decir que es un fracaso perfecto. Es como los conocimientos que te reporta el enemigo, la gente que te odia y no te quiere, la que solo piensa en el fastido del otro. Uno, a veces, aprende más de lo negativo. Cuando sabes qué piensa el odiador, siempre aciertas al pensar distinto. Y es un pequeño éxito que hace que mi fracaso se perfeccione, que sea más lindo. Y en la soledad más íntima crece mi amor, aunque nadie más se dé cuenta, aunque mis dedos no puedan rozar la piel ansiada, deseada, querida, pero mi mente ya lo ha hecho, mi imaginación lo hace y ocurre en todas mis diarias fantasías. También en mis sueños, con nocturnidad y mucha alegría. En la más íntima soledad no puedo explicar por qué pero te siento tan cerca, te llevo tan adentro que cuando suspiro por ti noto tu aliento. Abrazado a la almohada me duermo cuando adquiere tu rostro y tu hermosa sonrisa se acerca a la mía, se crea un beso que es una sinfonía, danzan nuestros cuerpos en el amor y en la armonía, se oyen cantos en la lejanía, son nuestros jadeos que se acercan, generando el placer de nuestras vidas. Y esta íntima soledad que ahora es grata compañía pues mi cuerpo desnudo está junto al tuyo y entrelazados somos uno.