viernes, 20 de octubre de 2023

Ser agradecido

Entre las muchas cosas buenas que me enseñó mi madre, ser agradecido es una de ellas. Puede que la gratitud ya viniera en mi instintivamente, que la trajera de otra vida, pero el buen ejemplo de mi madre hizo que se acentuara. Cuando voy a otra ciudad, si alguien me presta atención ya me siento agradecido y, si me da conversación, lo considero un amigo. Las personas que me leen me proporcionan felicidad en pequeñas dosis y si repiten son acompañantes en este camino de la vida, a los que uno debe de dar la mano, sonreír con su llegada, abrazar con la mirada, besar con el alma. Por eso cuando veo la foto de un amigo feliz, alegre, sonriendo, creo que estoy compartiendo su dicha, porque su felicidad me alegra el día, la vida. Ser agradecido, en definitiva, es volver a ser un niño, disfrutar en el juego, compartir aventuras, mezclar energías y desgaste físico, ser creativos, disfrutar de la imaginación en compañía y también de silencios meditativos. Ser agradecido es vivir cooperando, incluso en la soledad diaria, tener el pensamiento en otras vidas y poder sentir las alegrías del amigo como mías. Ser agradecido es hablar y que te escuchen y que te hablen y estar atento a esas palabras. Es saber ofrecer la caricia necesaria, es el beso oportuno, el abrazo idóneo. Ser agradecido es un poquito más que estar bendecido.

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