
Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
miércoles, 10 de abril de 2024
La que narraba
Pensaba en mi madre y en el amor, en cómo me lo transmitió, qué recuerdo de ella y en dónde reside la esencia de ese amor y, por un momento, han venido varios fogonazos a mi mente, los besos, las caricias, las sonrisas, pero los he ido descartando. No quiero decir que no hayan sido importantes, claro que lo han sido, pero digamos, no son el ingrediente principal del amor, no son su esencia. Me ha costado verlo, pero al final lo he visto claro: las historias, lo que me contaba, lo que narraba y cómo lo hacía. Atrapaba mi atención con una dulce pasión mientras narraba la historia. A veces me contaba historias para animarme, para enseñarme conceptos importantes de la vida, para hacerme feliz, para enseñarme a amar. Lleva muerta más de diez años pero sigue contándome historias, sigue siendo la que narraba y me narra porque yo soy su voz y, por eso, sigue narrando de alguna manera a través de mí y, también, porque el amor es más fuerte que la muerte y esta es la prueba principal: mi madre, la que narraba.
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