martes, 11 de diciembre de 2007

Gustos

Que te guste el jazz, la comida japonesa y Radiohead (o Bob Dylan), no significa tener buen gusto. Que te guste Bisbal, la televisión y el fútbol (o el encaje de bolillos para paletos de Burgos o residentes en), no significa tener mal gusto. Ser heterosexual no significa ser poseedor del gusto correcto (o verdad sexual). Usar drogas no es exclusivo de la juventud ni de la modernidad (se hace desde el paleolítico o tal vez 10.000 millones de años antes). Ser ateo o agnóstico declarado, liberal, comprometido social y metrogilipollas no son los mejores gustos. Solamente son otros. Los gustos y aficiones no hacen la personalidad. Relacionarse exclusivamente por tener los mismos gustos, algunas veces, resulta ridículo, o incluso patético. Pero nos acostumbramos a todo, está comprobado. Revindicamos gustos y rechazamos otros, como si nos beneficiara en algo. Hemos hecho lo mismo con razas, pueblos, religiones... Ahora le toca a los gustos. Las modas imponen los gustos. ¿Pero quién impone las modas o qué es la moda? Nos guste o no, ahí está. A mí me la trae al pairo.

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