jueves, 27 de marzo de 2008

El arte de escuchar...

...y penetrar en el alma de personas desconocidas. ¿Para qué sirve? ¿Por qué todos los dones que poseo no sirven absolutamente para nada? ¿Por qué no puedo penetrar en el alma de las personas conocidas o conocer a las personas en cuya alma penetro? ¿Será cierto que esto sólo sirve para escucharme a mí mismo? ¿Dónde está el mundo que ansío y no alcanzo a rozar? ¿Es posible contar una historia en línea recta sin entretenerse por el camino? ¿Pero y el cimbreo? No, no es posible contar nada en línea recta; yo no puedo, ni quiero. Me gustan las curvas, las contorsiones y los cimbreos varios. Ay como te cimbreas maño me dicen al pasar almas imaginadas que aún no he podido amar, que sólo yo vislumbro en fantasías internáuticas de ayer y hoy. Y pasa la vida. Blogueando voy, blogueando vengo y por el camino muchos recuerdos: Verónica, Camarón y perros muertos. Forman parte de mi tesoro y son lo único que tengo: recuerdos. De ayer, de hoy, recuerdos de un futuro incierto.
El arte de escuchar a mí ha vuelto.

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