domingo, 1 de septiembre de 2013

Enriqueces mi existencia

Querido amigo, con tu amistad, con tus imágenes, con tus respuestas, con tus sonrisas, con tus mensajes, con tus verdades, con tus mentiras. Por eso cada día me esfuerzo en aprender a conocerte: con mis imágenes, con mis preguntas, con mis sonrisas, con mis mensajes o silencios, con mis verdades o mentiras. Y ahora soy un poco mejor, desde que te conozco, aunque no era difícil serlo. Si yo fuera un plato, tú serías el aliño, y me darías el sabor, y sonreiría como un niño. Y esta sonrisa provocada, por una foto, por otra sonrisa, por, qué sé yo, una mirada, me hace crecer en bondad, me hace más feliz, y aunque parezca nimiedad, no lo es, es enriquecimiento del ser. Es entendimiento, es compartir el devenir, es ofrecer, es ser en otro ser pero sin dejar de ser, es expandirnos por el mundo, es ser feliz en otra piel. Por eso, querido amigo, tu sonrisa garantiza mi bien. Y seas como seas, cuando te conozco, en tu rostro veo un alma bella y, no sé si queriendo o sin querer, mi ternura se dispara hacia ella. Es tu vida en la distancia de mi felicidad la constancia. Por eso escribo para ti, para vosotros, para seres vivos y para seres sin rostro, porque, aunque la vida termine la felicidad sigue. Y es tanto lo que he recibido y lo que recibo que lo mismo es estar o no contigo porque tu amistad me ha enriquecido.

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