jueves, 19 de septiembre de 2013

No sé quién soy

Sí, no sé quién soy pero soy feliz. De pronto o eso me parece a mí, aunque puede ser que el tiempo se haya detenido o que solamente esté viviendo un instante con total intensidad, me veo sumido en una alucinación. Soy un cigarro prendido. El capullo incandescente sostiene medio centímetro del cigarro hecho ceniza: eso es mi yo. La acción de una ligera brisa hace que mi yo se desprenda y se disipe en el aire. Me ilumino más, parte del cigarro se consume, la vida pasa, pero, sin ser muy consciente de ello, soy feliz. Pierdo el yo pero me siento en casa. El velo se corre, la nube se aparta, el sol sale en mi alma. Y ahora, mirando hacia adentro, puedo ver estratos de otras existencias de otras épocas y, aunque no sé dónde me llevará esta vida infinita, soy feliz. Descubro en la quietud todo el movimiento, empiezo a comprender algo, qué curioso, ahora que no soy yo todo es mucho más fácil de entender, parece que los poros se abren a la luz del conocimiento esencial y me estoy empezando a sentir fenomenal. No ha pasado ni un segundo y comprendo que un instante puede ser eterno. Mi yo vuelve, ya no soy cigarro, pero la felicidad permanece en mis pupilas dando brillo a una mirada que sonríe, a una infinitud que ama.

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