domingo, 20 de julio de 2014

Pálpito

Hoy, mientras regaba las plantas, respiraba e intentaba zambullirme en el presente, apareció de repente, de la nada, un pálpito divino, una corazonada que cambiará mi vida: cultivar la alegría. Mientras inclinaba la regadera y veía como caía el agua en la tierra pensaba en el cómo. Sonreír más, de eso no cabía duda. Poner todos los medios necesarios para que los deseos que dependan de mí se puedan realizar, poner voluntad, en definitiva. Dejar de desear lo que no depende de mí, olvidarme de la espera y pasar a la acción. Como decía un filósofo, lo que nos hace vivir no es la esperanza, sino el amor. Así que lleno de amor la regadera de mi alegría y lo escancio en el jardín de mi ser. Y todo lo que hay en mi vida, incluido dolor y sufrimiento, lo hago partícipe de mi felicidad, respiro y sonrío y, sólo de pensar en mis amigos, mi alegría cultivada crece, la noto agrandada, y esa hada madrina que revolotea mi vida llamada voluntad, se prepara para la acción, para la construcción de una nueva y real felicidad.

No hay comentarios: