miércoles, 25 de marzo de 2015

Dejar un mundo mejor y más feliz que el encontrado

Es relativamente sencillo. Como un agricultor, tendremos que sembrar la semilla del amor en todas partes, en cada cosa que hagamos. Vine al mundo sin amigos y ahora tengo un pequeño puñado. Tal vez sólo se puedan contar con los dedos de una mano, pero son suficientes. Como un maestro, compartir la sabiduría adquirida a lo largo de la vida. Como una gran madre, acariciar y proteger el entorno, regalar risas, perder el tiempo en observar la vida. Como un delfín, nadar por el océano de sentimientos y salir a flote a respirar amor para repartirlo luego en cada rutina del día a día. Es relativamente sencillo comprender que muchas pequeñas felicidades hacen una gran felicidad propia. Como un contador de historias, hacer que todos los recuerdos se vistan de color de rosa, que las miradas reflejen arcoíris y las sonrisas inunden las bocas. Como un mago, conseguir imposibles en cada paso que damos y que el amor que damos, aunque no se constate al momento, arraigue profundo, crezca y se haga eterno, y de calor a los corazones incluso en el invierno de las relaciones. Es relativamente sencillo compartir los pequeños triunfos invisibles, pensar alegre, meditar el mundo, observarlo todo, ser parte del flujo feliz que mejorará esta tierra, interpretar la vida de la mejor manera, expandir habilidades, crear conciencia.

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