lunes, 21 de septiembre de 2015

Baños de silencio

Es increíble la de cosas que se oyen en silencio. Primero hay unos instantes en los que parece diluirse todo sonido, pero en seguida te das cuenta que aún retumban los sonidos que acabas de escuchar. Es entonces cuando los pensamientos mudos adquieren voz. Comienza una pequeña discusión entre ellos hasta que el pensamiento dominante impone silencio; silencio dentro del silencio, para poder oírse, para poder pensarse a sí mismo. Sigues escuchando, y percibes los chorros de silencio recorriendo tu piel, es el primer chapuzón de silencio después del ligero goteo anterior. Imperceptiblemente, casi sin poder decir cómo, se van acercando varios recuerdos que, de alguna manera, irrumpen en el baño de silencio, y son como pequeños rayos de sol intentando secar tu húmedo rostro de silencio. Caminas con tus recuerdos por las llanuras desérticas del pensamiento. Y en tu rostro se escriben los sentimientos con ligeras muecas y pequeños gestos: leves sonrisas, pequeñas contracciones de ojos que agudizan la atención para enfocarse mejor en el recuerdo, y varias lágrimas de autentico silencio surcando las mejillas al paso más lento. Lloras silencio, sudas silencio, llueve silencio. Es un asombroso baño externo e interno. Crees oír el crujir de tus poros abriéndose, oyes soplar el viento del recuerdo, en tu cabeza, y también fuera de ella, se mezclan sonidos mudos de fantasía. Conversaciones que imaginaste, frases que nunca escribiste, voces que no existieron ahora te cuentan un chiste. Y puedes ver, con los ojos cerrados, como una risa silenciosa se incorpora a este increíble baño de silencio que ahora tomas.

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