jueves, 25 de diciembre de 2025

El problema de ser uno mismo

Cuando alguien es distinto de los demás nos llama la atención. Si hay alguna afinidad nos acercamos; puede que nos guste su físico, su forma de expresarse, alguna parte del todo o algo que no sabemos explicar a bote pronto. Pero las personas, el mundo, la sociedad, están en el mismo sistema que las domestica y, sin que apenas se den cuenta, su actitud forma parte del mismo. Y de pronto nos vemos diciéndole a esa persona que llamaba nuestra atención que se vista de otra forma, que adelgace, que se peine, que no hable de política, que se normalice, que se parezca un poco más a nosotros. Y, como si fuéramos ceramistas, intentamos moldear a quien nos llamó la atención para que sea como nosotros queramos. Y que tenga nuestras aficiones, nuestros gustos, que se peine como nosotros, que no escandalice con su personalidad, que sea más yo y menos él. En pocas palabras, que deje de ser él mismo. Porque lo que nos llamó la atención en un principio ahora queremos corregirlo, queremos encauzar a las personas de nuestro entorno como si fueran un rebaño y eso no es posible. El problema de ser uno mismo comienza cuando los demás dejan de tener empatía y quieren igualarte al resto del rebaño de su entorno. Por tanto, cuando se es uno mismo, el problema siempre está fuera. Si no entiendes lo que ves no intentes corregirlo, intenta comprenderlo.

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