
Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
domingo, 5 de noviembre de 2023
Puede que a ti te haya pasado alguna vez
Estar en cualquier lugar, ver a alguien que, habitualmente, nos pasaba desapercibido. Y, de pronto, un día, algo hace clic, tal vez en nuestras entrañas, o en el alma, o puede que en el corazón, o, quién sabe, en todas partes a la vez. No sabes si está en su mirada, o es su sonrisa, o esa frase que ha pronunciado mirándote. Pero todo ha cambiado. De repente esa persona es todo. Toda la belleza se acumula en ella y también todo lo asombroso. Su sonrisa hace que tu pecho se hinche, su mirada es una insinuación irresistible, y no es que caigas seducido porque asciendes, te elevas, pierdes peso y contacto con la tierra, levitas, flotas en una nube donde el tiempo se ha parado para que disfrutes. Sus palabras te acarician, todo lo que dice es una maravilla. Memorizas todas las partes de su cuerpo porque todas y cada una de ellas te proporcionan alegría. Sus pensamientos sobre ti, sus palabras, todo lo que te dice y lo que no, sus gestos, sus fotos, todo te toca el alma, sientes cada palabra deslizándose sobre tu piel. Ves su cuerpo desnudo en una foto y puedes tocarlo con la mirada, mis dedos notan su carne y, en mi paladar, su sabor se aposenta; noto su aliento cerca y su olor, su esencia, me envuelven. Puede que a ti te haya pasado alguna vez, pero a mí me ocurre todos los días.
Banco de la paz
Iba a sentarme en el banco del amor pero cuando he llegado al parque el banco estaba todavía a la sombra y hacía viento, así que he continuado hasta encontrar un banco al sol y poder sentarme para leer. La casualidad ha querido que el primer banco al sol haya sido el banco de la paz. Y aquí estoy sentado, sintiendo el calor y la paz que me reportan los rayos de sol sobre mi rostro mientras leo y escribo. Me acompañan varias moscas, una camina sobre mi pantalón y la otra investiga en mi barba. Primero las espanto, pero luego me tranquilizo, dejo que vuelvan. Pienso, estoy sentado en el banco de la paz y he de ser consecuente. La calma me invade y me siento como si estuviera recargando mis pilas. Es una sensación muy agradable, el calor del sol mezclado con un viento fresquito, una armonía natural me envuelve y me arropa. Las plantas bailan a mi alrededor, las ramas de los árboles entonan una discreta melodía que crea el ambiente perfecto en el parque. Es una melodía que recuerda al oleaje marítimo. El banco de la paz me recuerda al del amor. Y yo pienso en el amor. La naturaleza habla y dirige mi pensamiento con sus palabras. Me dejo llevar. Ya estoy cerca. Me encamino a los brazos de mi amor. Los siento rodeando mi cuerpo. Brota una sonrisa en mi cara. La calma se ha transformado en placer. La alegría está sentada a mi lado. Todo en orden.
viernes, 3 de noviembre de 2023
La última luciérnaga
Todo parecía irse al garete. La oscuridad se propagaba a la velocidad de una mecha encendida. Nadie era ya dueño de sus actos. Las acciones eran ahora inercias. Las informaciones, todas falsas. El mundo condicionado por una invención destructora. El capitalismo estaba agonizando y hacía más daño que nunca; moría matando. Las flores se aburrían, nadie las observaba. Millones de personas caminaban por las calles con el cuello inclinado hacia adelante cuarenta y cinco grados. Si mirabas a sus ojos podías ver el reflejo de sus pantallas portátiles. Una lágrima seca resquebrajaba mi piel y una pequeña gota de sangre acababa de nacer. Todo parecía irse al garete pero desde lo más profundo de mi corazón salió la última luciérnaga. Todavía quedaba algo de luz. Alcé la vista, seguí su vuelo con mi mirada, mientras, con el dedo índice capturé la gota de sangre recién nacida, abrí los labios, y la puse en la punta de mi lengua. La luciérnaga adquirió más brillo y su luz, más intensidad. Un crujido ensordecedor sonó por todas partes: eran los cuellos irguiéndose, deshaciéndose de las pantallas y observando a la luciérnaga, admirando su potencia mínima, su lucha por existir en esta mierda. Alguien tenía que abrirnos los ojos. Hacer de guía. Seguid esa luz, dije. Muchos no podían, no sabían nada, nadie les había informado, dudaban, creían que era una mentira. La única verdad, la última luciérnaga, y casi pasó desapercibida.
jueves, 2 de noviembre de 2023
La conversación
Normalmente comienza hablando, tal vez con una pregunta, una sugerencia de un tema. Pero la nuestra fue distinta. Nuestra conversación comenzó con un presentimiento, con una pequeña intuición. Sentado en la terraza de un bar, acababa de cerrar el libro que había estado leyendo hace unos pocos instantes. Miré su portada y, sin saber por qué, me giré. Nuestras miradas se cruzaron un segundo que fue una eternidad. Tu aroma flotaba en el ambiente. Me quedé paralizado observándote, con la boca ligeramente abierta, y un pequeño remolino interior que anunciaba una mezcla de sorpresa y deseo. Tus ojos adquirieron un brillo intenso y seductor. Te sentaste justo enfrente. Continuabas mirándome. Me sonrojé. Sonreíste. Yo también, aunque agaché la cabeza, como una tímida avestruz, buscando un pequeño refugio de meditación momentáneo. Cuando volví a levantar la cabeza estabas sentado en mi mesa, justo a mi lado, sin decir palabra. Anotaste algo en un papel y lo deslizaste debajo de mi libro. Nuestras manos se rozaron. Sentí un pequeño escalofrío. Mis pelos se erizaron y algunos de mis poros se abrieron. Tu tacto se grabó en mi memoria. Ni una sola palabra se había pronunciado. Leí tu nota y mi corazón aceleró su ritmo. Me levanté, sin darme cuenta de que tú estabas haciendo lo mismo. No sé cómo, pero nuestros labios se rozaron. Subimos a tu coche y la conversación continuó con nuestras manos.
El futuro
Se acerca irremediablemente para dejar de ser lo que es y hacerse presente. El futuro tiene tu nombre y, sin embargo, hace tiempo que estás en mi memoria. He construido recuerdos contigo, vívidos, palpables, mi historia está llena de tus gestos y mi vocabulario de tus palabras. El futuro está por venir, al igual que tú. Mis sueños contigo llaman a la puerta de la vida. Y voy a dejarlos entrar para que comience mi alegría. El futuro está al acecho y mi amor por ti es un hecho. La vida está hecha de historias que confluyen, de circunstancias que varían los destinos, de gente lejana y distante que terminan siendo vecinos. El futuro es nuestro al igual que nuestro sueños. Y, si por mí fuera, todo lo que imagino se haría presente. El futuro aún no está hecho pero el presente es el regalo. Y que mejor regalo que tenerte a mi lado.
miércoles, 1 de noviembre de 2023
La eternidad
Tan buscada, tan temida a veces, pensada como un sueño imposible, como algo irreal. Pero la eternidad reside invisible en el amor. A medida que vas amando se va haciendo visible. Siempre he sabido que el amor es más fuerte que la muerte, pensamiento que me insufló mi madre con todo su cariño y su amor cuando vivía. Y ahí es donde empecé a intuir la eternidad, a vislumbrar una conciencia compartida, a saber que el amor cambiaría mi vida. En realidad, hasta que no amas no sabes que es vivir. Tus seres queridos, ya sin vida, siguen en tu memoria, el amor les eterniza. Pero ¿y cuándo yo muera? También perdurará mi amor, y ese amor generará la eternidad compartida. Somos partículas de amor que cooperan por un mundo mejor. Cuanto más amamos,las partículas se intensifican y se multiplican. Por eso sé que te amo, porque al verte mi corazón se hincha de partículas amorosas, creando nuestras sonrisas que serán compartidas al igual que las caricias. En cada caricia tuya se intuye la eternidad, porque el placer soñado, el recibido, el imaginado provocan el gozo que empieza y que nunca quiero ver acabado. En la eternidad de tu abrazo es donde mi cuerpo quiere vivir, pues aunque dure para siempre, siempre es diferente, aunque siempre dulce y caliente, siempre suave y acogedor, siempre mejor pues va generando amor que se eterniza y se propaga con esta brisa amorosa que producen mis caricias en tu cuerpo y oigo la música de tus gemidos mezclada con los míos, y es tan poderosa que, de la nada, aparece la eternidad como si tal cosa.
Redes de amor
En las redes sociales es todo mentira, me decían. No quise creerlo, no podía ser cierto. Poco a poco fui separando la paja del grano, retirando lo falso, quedándome solo con amigos. Todo el mundo miente en las redes, me dijeron. Pero yo empecé a descubrir la verdad que había en ellas, a leer los gestos sinceros, a descubrir la ternura del tímido que se envalentona en su posteo. Y en la mina de las redes descubrí un tesoro. Me costó su tiempo, eso es cierto. Encontré personas llenas de amor sincero, dispuestas a la amistad, al conocimiento mutuo, a quererme y a dejarse querer. Y esas supuestas redes sociales, falsas para muchos, llenas de mentiras, se han transformado en redes de amor. Todos los días comparto mi amor en ellas y recibo respuestas estupendas. El amor fluye, y de qué manera. Expandido por las redes, vuela, y llega hasta mí, y mi amor es transportado por el hado a diferentes puntos del universo amado. Todos los días pequeñas alegrías atraviesan continentes y llegan hasta mí. Mi corazón está pletórico, lleno de amistad y amor. Y necesito compartirlo, el mundo lo necesita más que nunca, las redes de amor serán nuestra salvación. Todos los pequeños gestos, los detalles aparentemente insignificantes cuentan. Miles de sonrisas sinceras se distribuyen por el planeta, comentarios llenos de amor se intercambian, la alegría aumenta en diferentes puntos a todas horas. Las redes de amor van a toda máquina. No dejemos que paren. Hagamos un mundo mejor.
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