domingo, 5 de noviembre de 2023

Puede que a ti te haya pasado alguna vez

Estar en cualquier lugar, ver a alguien que, habitualmente, nos pasaba desapercibido. Y, de pronto, un día, algo hace clic, tal vez en nuestras entrañas, o en el alma, o puede que en el corazón, o, quién sabe, en todas partes a la vez. No sabes si está en su mirada, o es su sonrisa, o esa frase que ha pronunciado mirándote. Pero todo ha cambiado. De repente esa persona es todo. Toda la belleza se acumula en ella y también todo lo asombroso. Su sonrisa hace que tu pecho se hinche, su mirada es una insinuación irresistible, y no es que caigas seducido porque asciendes, te elevas, pierdes peso y contacto con la tierra, levitas, flotas en una nube donde el tiempo se ha parado para que disfrutes. Sus palabras te acarician, todo lo que dice es una maravilla. Memorizas todas las partes de su cuerpo porque todas y cada una de ellas te proporcionan alegría. Sus pensamientos sobre ti, sus palabras, todo lo que te dice y lo que no, sus gestos, sus fotos, todo te toca el alma, sientes cada palabra deslizándose sobre tu piel. Ves su cuerpo desnudo en una foto y puedes tocarlo con la mirada, mis dedos notan su carne y, en mi paladar, su sabor se aposenta; noto su aliento cerca y su olor, su esencia, me envuelven. Puede que a ti te haya pasado alguna vez, pero a mí me ocurre todos los días.

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