Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
viernes, 3 de noviembre de 2023
La última luciérnaga
Todo parecía irse al garete. La oscuridad se propagaba a la velocidad de una mecha encendida. Nadie era ya dueño de sus actos. Las acciones eran ahora inercias. Las informaciones, todas falsas. El mundo condicionado por una invención destructora. El capitalismo estaba agonizando y hacía más daño que nunca; moría matando. Las flores se aburrían, nadie las observaba. Millones de personas caminaban por las calles con el cuello inclinado hacia adelante cuarenta y cinco grados. Si mirabas a sus ojos podías ver el reflejo de sus pantallas portátiles. Una lágrima seca resquebrajaba mi piel y una pequeña gota de sangre acababa de nacer. Todo parecía irse al garete pero desde lo más profundo de mi corazón salió la última luciérnaga. Todavía quedaba algo de luz. Alcé la vista, seguí su vuelo con mi mirada, mientras, con el dedo índice capturé la gota de sangre recién nacida, abrí los labios, y la puse en la punta de mi lengua. La luciérnaga adquirió más brillo y su luz, más intensidad. Un crujido ensordecedor sonó por todas partes: eran los cuellos irguiéndose, deshaciéndose de las pantallas y observando a la luciérnaga, admirando su potencia mínima, su lucha por existir en esta mierda. Alguien tenía que abrirnos los ojos. Hacer de guía. Seguid esa luz, dije. Muchos no podían, no sabían nada, nadie les había informado, dudaban, creían que era una mentira. La única verdad, la última luciérnaga, y casi pasó desapercibida.
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