viernes, 20 de julio de 2012

Lo normal me parece raro

Soy raro, lo sé, siempre lo he sido. Pero por eso mismo, por haber sido siempre raro, también es normal que siga siendo raro ahora. En el fondo de mi ser hay algo que me dice que mi rareza es normal. Lo malo sería ser un raro raro o raro al cuadrado. Ahí es cuando debes empezar a preocuparte. Pero el ser humano es un cúmulo de contradicciones, por eso soy un raro normal. No bebo, no fumo, no tengo teléfono móvil: son características raras pero normales. Cuando se lo explico a mis amigos me dicen que eso no es tan raro, que lo raro en mí es leer libros. Yo les digo que hay mucha gente que lee libros, pero ellos me dicen que no hay tanta gente que lea los que yo leo, ni mucho menos tal cantidad. Que lo normal es decir que te gusta leer pero no hacerlo. ¿Y esas estanterías con libros que hay en todas las casas? Son adornos, libros que se han heredado, que te han prestado y no has devuelto, son esos huecos de una casa que se tienen que rellenar con lo que sea. Por eso la gente normal tiene una lectura de verano o de invierno al año, ese súper ventas del que todo el mundo habla y que es imprescindible tener pero no leer. ¿Para qué vas a leer un libro que está destripando todo quisqui? Lo único que tienes que hacer es formarte una opinión sobre él, y elegir un bando: detractor o adulador. Así de simple, eso es lo normal. Lo raro es leerlo, y encima pierdes tiempo. Y cuando los demás te preguntan la opinión sobre el libro, les dices que lo estás leyendo, y te miran con esos ojillos que chillan pobre imbécil, siempre fue un raro.

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