sábado, 18 de enero de 2014

La tranquilidad del alma

Se consigue amando. Un amor que fluye, que no espera, no, no espera ser amado o correspondido, por tanto tampoco desespera. Un amor que brilla en la oscuridad y que sigue cantando en el silencio. Un amor sereno. Un amor sempiterno: que sólo comienza, pero nunca termina. La tranquilidad del alma se consigue con paciencia, observando el día a día, escuchando, como si fuera un mantra, el transcurrir de la vida. A veces todo se repite pero no siempre lo mismo significa. El amor es caminar solo por un camino lleno de otros. El amor ilumina el camino, es el sol compartido, la risa y los llantos, placer y dolor, está en los sentidos. El amor se muestra y se vive incluso estando dormido. La revolución mundial reclama la tranquilidad del alma para disfrutar el amor en cada segundo.

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