
Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
miércoles, 29 de enero de 2014
Un recuerdo
Llega hasta mí como una hoja que arranca a medias el tiempo y el viento, y cae, balanceándose, dudando si ir o venir, bailando cada vez más cerca de mí, sí, un recuerdo, pero un recuerdo que cada vez se hace más visible, que invade el presente y, como es un bonito recuerdo, me hace feliz. Pero también es un recuerdo que mi imaginación alimenta y engorda, pues a mí me llegó un tanto escuálido, debido a mi pobre memoria, y ahora, en este presente donde recuerdo, pulo el encuentro de dos tiempos y le saco un brillo creativo, a este recuerdo que me llega y que con adornos imagino. Sé que mi imaginación moldea los recuerdos, aunque tampoco lo evito, procuro poner ciertas trabas cuando los escribo a la fantasía desaforada con la que convivo. Por eso a veces no importa qué recuerdo sino el cómo. A veces dejo que los recuerdos vengan para hacerme cosquillas, para alegrarme el día y, realmente, no importa su contenido. Y ahora, en este preciso momento, dejo que el recuerdo me seduzca, y me estremezco. Es tan intenso el placer, que revivo el recuerdo, lo mejoro, lo decoro con besos que no estaban, y aparecen caricias inventadas, y tal vez incluso hay sexo donde en realidad no hubo nada. Qué maravilla de recuerdo. Juntos, abrazados, retozamos hasta la madrugada.
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