sábado, 12 de abril de 2014

Cuando te veo

Qué serindipia o serendepia más acuciante, extasiado en el sueño y también despierto. Las palabras revolotean, se agolpan y se disparan o proyectan. Cómo me alegra verte y, al verte, verme dudar, no sé si abrazarte, besarte o dejarte volar. El amor es un color que no siempre está en la misma tonalidad. A veces tú eres un sueño; a veces, una realidad. No soy dueño yo del sentimiento, sería una banalidad. Pero tampoco me dejo llevar. De todas formas, no es una cuestión de mandar. Hay una parte circunstancial, cierta dosis de voluntad, una pizca de raciocinio, unas migajas de aquí y de allá. No puedo dejar de ser yo para conseguir la felicidad, ni moldearte con mis ilusiones. Las palabras a veces son naipes y a veces construcciones. Amores que una volada diluye, y otros que ni un huracán puede demoler. Qué serendipia verte amor. Nunca dejes de volar. De una forma u otra siempre te querré. Mi querido amor de vaivén.

No hay comentarios: