martes, 29 de abril de 2014

Vivir el instante

Estoy leyendo y escuchando música. Intento captar las ideas de los párrafos ya leídos, pero, a veces, mi mente se sumerge en un fraseo musical que, literalmente, me agarra de la mano y me zarandea, se generan fantasías, aparecen recuerdos, olvido qué estoy leyendo. Así que, por una vez, paro el disco, o tal vez se termina, no sé, justo en el preciso momento que leo una frase que incluye estas tres palabras: vivir el instante. Como ya no hay música, decido sumergirme en el instante, disfruto el momento, no sé si el tiempo se para o simplemente desaparece, y en el universo de mi corazón se forma un pequeño remolino de amor que se traduce en: emoción intensa, mis poros, debido al cosquilleo interno, se abren y se cierran; paz, cierta luz inventada por mi imaginación ejerce sobre mí una catarsis que ni pintada; y sonrisa tierna, mis labios se arquean imperceptiblemente y, en el paladar, por primera vez en la vida, noto el sabor de la bondad. El instante me abraza, me dejo llevar, y la imaginación genera caricias de realidad que acepto con dulzura. El instante se hace eterno aunque sé que no es cierto, pero no importa, yo lo vivo como tal.

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